Los hogares que viven en la pobreza extrema enfrentan muchos desafíos que restringen su capacidad para ganarse la vida, pero históricamente, las políticas destinadas a construir caminos para salir de la pobreza se han centrado solo en una o pocas limitaciones. La evidencia de los programas de las ONG apunta a la promesa de programas multifacéticos, pero quedan dudas sobre la efectividad y la escalabilidad de dichos programas a través de los sistemas gubernamentales. En colaboración con las Unidades de Redes de Seguridad del Gobierno, Innovations for Poverty Action e investigadores asociados, evaluaron el impacto de los programas de inclusión económica multidimensional implementados además de los programas nacionales de transferencia de efectivo para abordar varios desafíos de la pobreza simultáneamente. La evaluación incluyó programas en Burkina Faso, Mauritania, Níger y Senegal, todos países de la región del Sahel. Este resumen presenta los principales hallazgos de la evaluación en Níger. Los resultados de Burkina Faso, Mauritania y Senegal se presentarán en próximos resúmenes.

Los hogares que viven en la pobreza extrema enfrentan una amplia gama de desafíos que limitan su capacidad para realizar inversiones productivas o hacer frente a impactos impredecibles, como sequías o enfermedades. Los programas de inclusión productiva combinan transferencias de efectivo con capacitaciones y otro tipo de apoyo para aumentar los ingresos de los hogares y, al mismo tiempo, ayudar a los hogares a resistir y recuperarse de las crisis. Sin embargo, se sabe poco sobre el impacto de las intervenciones productivas cuando se implementan a escala dentro de los sistemas nacionales de redes de seguridad, o sobre la combinación óptima de intervenciones. En asociación con los gobiernos de los países y el Banco Mundial, el equipo de investigación ha estado evaluando cómo los diferentes paquetes productivos impactan en el bienestar y la estabilidad económica de los beneficiarios de la red de seguridad en Burkina Faso, Mauritania, Níger y Senegal. En Níger, un programa de inclusión económica multifacético entregado a mujeres beneficiarias de un programa nacional de transferencia de efectivo mejoró el consumo y la seguridad alimentaria de las mujeres, incrementó sus actividades comerciales no agrícolas y mejoró su bienestar psicosocial.

En los últimos años, la matriculación escolar ha aumentado drásticamente en los países en desarrollo, lo que ha provocado un renovado interés entre los responsables de la formulación de políticas en la gestión de la educación. La provisión de servicios educativos se administra centralmente en gran parte del mundo en desarrollo, pero la evidencia sugiere que los servicios descentralizados administrados localmente pueden ser más adecuados para abordar la baja calidad de la educación. La administración y supervisión local pone el poder en manos de aquellos con mayor interés en ver mejoras en la prestación de servicios y la mejor información sobre la calidad de la educación actual. Al empoderar a las comunidades locales, la gestión descentralizada tiene el potencial de combatir el ausentismo docente sistémico y reducir la mala asignación y la corrupción.