No podemos medir nuestro propio impacto con una evaluación aleatoria, por mucho que nos gustaría poder hacerlo.

Irónico, lo sabemos. Lo que podemos hacer es realizar un seguimiento de los cambios en los programas, las políticas y los debates en los que estamos seguros de haber contribuido. Decimos contribuir porque nunca hacemos esto solos: nuestros socios, investigadores y muchos otros también son cruciales para cualquier impacto que logremos.

Parte de nuestra investigación, por ejemplo, los resultados de la evaluación sobre estrategias para aumentar el uso de mascarillas, dispensadores de cloro, mosquiteros o desparasitación, fue utilizada por varios gobiernos y ONGs para desarrollar programas que están impactando a millones de personas. Otros impactos son menores, como el uso de datos para informar la programación educativa en Perú durante la COVID-19, o la ampliación de una campaña efectiva para aumentar la demanda de anticonceptivos modernos en Burkina Faso. Nuestro trabajo también ha influido en los debates de desarrollo internacional sobre inversiones cruciales, como en los casos de microcréditos y las transferencias en efectivo.

En esta sección, encontrará algunos casos que ejemplifican nuestro impacto, pero no los verá todos, muchos son desconocidos. Cuando nuestra evidencia sale al mundo, cualquiera puede usarla, y esperamos que así sea. Las organizaciones rara vez, o nunca, citan un documento académico o una nota de política cuando inician un nuevo programa. No intentaremos informarle sobre los impactos que no podemos rastrear.