En su TED Talk a principios de este año Esther Duflo comparó gran parte de la ayuda moderna con la medicina medieval. 

"La cuestión es que si no sabemos si estamos haciendo algo bueno, no somos mejores que los médicos medievales y sus sanguijuelas. A veces el paciente mejora, a veces el paciente muere. ¿Son las sanguijuelas? ¿Es algo más? no sabemos."

Bueno, un conjunto recién publicado de cuadernos médicos de los siglos XVIII y XIX muestra que las locas prácticas médicas no terminaron en la época medieval. 

En los días en que Britannia dominaba las olas, los médicos de la Marina Real revivían a los hombres que se ahogaban con humo de tabaco, trataban las picaduras de escorpión con ron y aconsejaban a los marineros que hicieran gárgaras con ácido sulfúrico para combatir el escorbuto.

Tratamiento basado en evidencia que no lo es.