Recientemente regresé de un viaje de 3 semanas a Cusco, Perú, para ayudar a mi compañero asociado de proyecto que reside allí. Vivo en Lima, por lo que el viaje a Cusco, una ciudad importante por derecho propio pero bastante distinta del ajetreo y el bullicio de Lima, fue un respiro bienvenido. Ciertamente disfruté del clima soleado y la falta de contaminación acústica. Sin embargo, al estar radicado en Lima, me he acostumbrado a las comodidades cotidianas que son típicas de una gran ciudad. Me acordé de este punto durante un viaje al supermercado mientras estaba en Cusco, aunque de una manera muy peculiar. Una noche estaba haciendo algunas compras de comestibles de última hora para la cena, caminando entre las multitudes después del trabajo para pesar la cabeza de ajo y la cebolla que necesitaba comprar. Al llegar al frente de la fila, el empleado a cargo de pesar los productos me informó que no podía comprar solo una cabeza de ajo o solo una cebolla. ¿Eh? Tuve una corazonada sobre esto considerando que tenía que sacar uno de cada uno de las bolsas de 6-10 en las que estaban agrupados. Sin embargo, ¿no podría simplemente pesarlos y cobrarme el precio apropiado en función de sus pesos? Toda la situación me pareció particularmente extraña teniendo en cuenta que podía caminar hasta la farmacia al otro lado de la tienda y comprar un solo paquete de champú o una sola cinta para el cabello (no los uso, pero los he visto hacerlo) sin dificultades. La pregunta que persiste en mi mente es, si puedo comprar estos otros artículos cotidianos por unidad, ¿por qué no comida? Supongo que tendré que esperar a mi próximo viaje fuera de Lima para profundizar en este misterio...