La investigación a más largo plazo sobre las intervenciones antipobreza es rara, pero existe para las transferencias de efectivo. Un estudio de 2013 en Uganda encontró que las personas que recibieron efectivo disfrutaron de un aumento de ganancias del 49 por ciento después de dos años y un aumento del 41 por ciento después de cuatro años, en comparación con las personas que no habían recibido una transferencia. Otro estudio en Sri Lanka encontró tasas de rendimiento promedio del 80 por ciento después de cinco años. En Uganda, no solo mejoraron las condiciones de los beneficiarios de efectivo, sino que, de hecho, aumentó el número de horas trabajadas y la productividad laboral.