Durante las últimas décadas, ha habido un aumento en el número de niños criados por sus abuelos en el Triángulo Norte de Centroamérica—Guatemala, Honduras y El Salvador—en respuesta a las crisis familiares, la pobreza, las epidemias y la migración. Muchos de estos niños enfrentan problemas emocionales y de comportamiento, completan menos años de escolaridad y tienen más problemas relacionados con la escuela y el aprendizaje. Los investigadores están trabajando con IPA para evaluar los impactos de dos intervenciones brindadas a los abuelos en El Salvador, una que ofrece capacitación en habilidades para padres y madres y otra que ofrece información sobre servicios públicos relevantes, en el desarrollo cognitivo y no cognitivo de los niños.

A medida que los subsidios a la educación se vuelven más comunes, los gobiernos buscan fuentes alternativas de financiamiento para cubrir los costos de dichos programas. Una fuente potencial son las remesas de familiares que han emigrado, que son uno de los mayores tipos de flujos financieros internacionales hacia los países en desarrollo. Los investigadores encontraron que subsidiar las remesas de los migrantes salvadoreños para la educación aumentó el gasto en educación y la asistencia a escuelas privadas para sus familiares mujeres en El Salvador.

Se cree que una vivienda adecuada brinda una serie de beneficios, incluida una mayor satisfacción con la calidad de vida, una mejor salud mental y física, protección contra el clima extremo y una mejor seguridad y defensa contra el crimen. Los investigadores midieron el impacto de mejorar la calidad de las viviendas en el bienestar de los hogares en El Salvador, México y Uruguay, e IPA implementó el proyecto en México. Los residentes fueron seleccionados para recibir mejoras de vivienda por sorteo. Los resultados mostraron que la mejora de los barrios marginales mejoró significativamente la satisfacción con la calidad de vida. En dos países se detectaron efectos positivos y significativos en la salud infantil. En El Salvador se observaron efectos significativos y positivos en la percepción de seguridad. Finalmente, no se detectaron efectos en las variables del mercado laboral y en la acumulación de bienes duraderos.